domingo, 3 de febrero de 2008

Dos mas dos, no siempre debería dar cuatro.



Era una clase tan aburrida, el tipo pasaba las cuatro horas repitiendo en un perfecto, culto y monótono español, toda la perorata de cosas que tenia grabadas en la cabeza desde el siglo pasado cuando el había estudiado.

“Dos mas dos da cuatro, la suma de los ángulos de cualquier triángulo siempre debe sumar ciento ochenta grados, y la suma de los cuadrados de los catetos siempre es igual al cuadrado de la hipotenusa.
La entropía del universo va en aumento, y el calor fluye de las zonas de mayor a menor temperatura.

Señores, si se aplica un fuerza sobre un cuerpo en reposo, éste acelerara en un valor igual al cociente entre dicha fuerza y la masa del objeto. Si deja de aplicarse dicha fuerza, el cuerpo seguirá en movimiento a una velocidad igual a u velocidad instantánea al momento en que la fuerza dejó de aplicarse.
Finalmente, todos saben que una carga eléctrica genera un campo que tiende a atraer o rechazar otras cargas, dependiendo de su signo, con una fuerza proporcional al producto de sus cargas e inversamente proporcional al cuadrado de sus distancias. También les resultará curioso que un fenómeno similar se produce entre dos masas.”

Si por alguna de esas razones indescifrables de la vida, alguno de ustedes ha estudiado física, entenderá de qué estoy hablando, si no, no se pierden de nada.
Es que a veces me resulta frustrante ver como existen millones de teorías fabulosas que tratan de explicar el mundo que nos rodea, y que demuestran la genialidad de la mente humana. Como hemos podido meter en complicadas formulas matemáticas lo que pasa en el universo, explicando como hace un pájaro para volar, porque la luna gira alrededor de la tierra en vez de darse de bruces contra ella, y que pasa en el cielo cuando cae un relámpago.

A veces me dan esas cosas raras, esas que me dan a veces, y se me ocurre por leer algún libro de historia, de esos para principiantes que te cuentan todo como si fueras estúpido y en tu vida hubieses sentido hablar de los romanos, la revolución francesa y Catalina la Grande. Pensándolo bien, si me diera por leer alguno un poco más complicado, probablemente lo dejaría a las dos páginas, pero tampoco me hace gracia que lo traten a uno como idiota. Pero bueno, como les iba diciendo, a veces me da por leer esas cosas, y me resulta impresionante ver como hemos evolucionado, al decir hemos, me refiero a la raza humana. Hace unos milenios comíamos las cosas crudas, cazábamos y pescábamos para alimentarnos, y ni hablar de radio, televisión, aviones, autos, cines y centros comerciales. Un mono de hoy en día era mas civilizado que nosotros, y no teníamos idea de cómo funcionaba el mundo, no sabíamos matemática ni física ni química, y mucho menos leer y escribir. ¡Éramos un desastre!
Después, descubrimos el fuego, a plantar cosas, y claro, a pelearnos entre nosotros. Así surgió la civilización, los imperios, la ambición y las guerras. Inventamos la rueda, domesticamos caballos y perros, y unos tipos que eran excelentes constructores de pirámides, aprendieron a contar cosas con dibujitos, y se inventó la escritura, mientras que otros que vivían en un lugar que ahora le decimos mesopotamia, aprendieron a escribir también.
Unos benditos fenicios inventaron el comercio, y se popularizó el uso de la moneda.
Entre tanto, Pitágoras y esa gente que andaba por ahí vestida en túnicas inventaron la matemática y la geometría, (en realidad creo que por otro lado otros ya la habían inventado, pero bueno, eso no lo decía mi libro).
Y así fue, de golpe, descubrimos la pólvora, los barcos y mientras a varios los metieron presos por decir que la tierra giraba alrededor del sol todos los demás idiotas seguían peleando y pasábamos hambre y miseria.
Cuando al final nos dimos cuenta que era cierto que la tierra giraba alrededor del sol, un tipo muy raro que se llamaba Isaac, y que según dicen era muy inteligente, se empezó a preguntar porque le cayo una manzana en la cabeza, e inventó un sistema complicadísimo de fórmulas basadas en una matemática rara que también tuvo que inventar, para explicar como y porque se mueven las cosas. Otros empezaron a interesarse por el calor, el fuego, la construcción, la astronomía, y de golpe, otro loco más descubrió como hacer para meter los relámpagos adentro de una ombita y hacer luz. (Un par de tipos unos años antes, creo que uno se llamaba Faraday y de los otros no me acuerdo, hicieron unas formulitas que explicaban como funcionaba todo eso de la electricidad, aunque no cualquier imbécil podía entenderlos).
De mientras, otro había construido un aparato rarísimo con el que movía cosas solo usando vapor. ¡¿Se imaginan?!
En fin, que una vez que estos tipos inventaron todas estas cosas raras, todo el mundo pensó que se iban a acabar los problemas, que no iba a haber mas hambre ni mas miseria, que íbamos a tener que trabajar menos y vivir mejor; pues es que me olvidé de contarles que entre todo esto, nos habíamos vuelto unos locos, habían unos pocos que tenían dinero, y se dedicaban a explotar a los demás pagándoles muy poco, si les pagaban, pues también habían esclavos, y esos sí que la pasaban mal. Ni hablar que nos seguíamos peleando entre nosotros por tierras, dinero y poder, y dos por tres había una guerra y en el medio alguna enfermedad que mataba a la mitad de la gente del planeta.
Y en fin, pasaron unos siglos más, e inventamos las computadoras, los viajes a la luna, los autos, los aviones y los shopings, pero como ven, todo sigue igual.
Todavía hay estúpidos que mandan a sus hijos a pelear al medio del desierto por un líquido negro que vale mucha plata, y para que sufran y mueran. Y todavía hay gente en el mundo que pasa hambre y miseria, y siguen habiendo enfermedades tremendas que le roban la vida a miles de personas todos los años. Y ninguna ecuación, ni ley de la física, ni principio de la química ha logrado explicar aún porque el ser humano es tan atrozmente estúpido, que ni con la mas prodigiosa de las inteligencias logra ver mas allá de sus narices, y sigue sufriendo y haciendo sufrir.

Y mientras yo pensaba en mis estúpidos congéneres, el maldito profesor seguía ahí, impávido dando su clase magistral.

“Y las ecuaciones de Maxwell son relaciones matemáticas que vinculan una magnitud con……”