viernes, 18 de julio de 2008

Cuando un hermano se va.....


Hay ciertas personas en la vida que nos marcan, que determinan parte de nuestra propia forma de ser, y que dejan recuerdos imborrables. Esos que se animan a cruzar su vida con la tuya, que te conocen, que te quieren. Esa gente, que conoce de tu vida, y que confía en vos, y en que vos confías ciegamente. Es difícil olvidar a quien un día tendió su mano para animarte, quien compartió tardes de charlas interminables, risas y tristezas.

En contra de todo lo que algunos piensan, existen personas dispuestas a sacrificar cosas por ayudar a otros, personas que saben que el significado de escuchar, dar un empujón y ayudar a seguir andando. Existe gente dispuesta a dedicarte uno y mil minutos que no tiene, y hacerte y hacerse parte de la vida.

Hablamos de cierta clase de persona, que no abunda, pero existe. Cada vez que uno conoce a alguien así, le llama amigo. A mi juicio, eso queda chico, y prefiero llamarlos hermanos.

Para mí, un hermano es ese tipo que te acompaña, ese que sabes que siempre está, ese tipo noble, que al momento de conocerlo sabes de que madera fue hecho. Es esa clase de persona que sinceramente se alegra por vos, cuando algo sale bien, y esta alerta cuando algo sale mal, y te tiende la mano.

Un hermano es un regalo de la vida, es un referente en el camino que transitamos cada día, una parte de uno mismo.

Cuando un hermano se va, quedan en nosotros la alegría de haber recibido ese regalo, los momentos compartidos, las tristezas y las alegrías. Quedan los recuerdos de los güisquis a la noche, los asados, las idas a almorzar y las salidas a pescar. Queda la cotidianidad compartida, y quedan los silencios.

Hoy, en que un hermano inicia un nuevo camino, se siente una mezcla extraña de tristeza y de alegría que no se describe con palabras. La tristeza de perder esa llamada, el “¿Qué hacés?, la cerveza a la tarde y las charlas del futuro. La alegría de saber que una gran persona, corre tras sus sueños, sin mirar atrás y en busca de su felicidad. La alegría de saber que las huellas del tramo de camino recorrido seguirán marcadas en la tierra, y que queda la esperanza de volver a compartir algún otro sendero.

Es difícil ver partir a las personas que queremos, mas peor es no verlos avanzar, ni seguir su corazón.

Siempre he dicho que al a gente buena le pasan cosas buenas, y a la gente muy buena, le pasan cosas excelentes…a vos, querido hermano, sé que me vas a entender, ¡Keep walking¡

Sch 80.