jueves, 9 de octubre de 2008

Mi gota de lluvia...


Una gota de lluvia cayó del cielo, inoportuna, molesta. Cayó de improviso, sin avisar y mojó mi rostro. Una gota fresca, vivaz, alegre, entró a mi vida sin preguntarme, sin pedir permiso, pero sin pretender nada de mí. Llegó a romper mis tardes de juegos y mis noches de sueños. Cambió mi universo, y mi forma de verlo.
Una gota que va y que viene, que recorre mis días conmigo, y añora mis sueños. Una gota idéntica a mí, que me complementa, que me completa.

Una gota de lluvia, una parte de mi, una hermana.

Sch 80




PD: Me haces falta peque! Abrazooooo de osito.

martes, 7 de octubre de 2008

Octubre


Me han dicho muchas veces lo difícil que es vivir, me han hablado de tormentas y de amaneceres, de mañanas soleadas y tardes grises y amargas.
Me han contado historias y sueños, alegrías y penas, tiempos de paz y de guerras. Me he visto con sorpresa siendo parte de vidas ajenas, y he encontrado antiguos extraños compartiendo la mía.

Me han perseguido mil fantasmas, y he vencido a los que he podido, a los demás, les doy la espalda. He sentido en el pecho el frío de quien teme, y el calor de quien ama.
He visto tantas cosas, y tan pocas, y me he tropezado tantas veces, y sentido su mano tendida para ponerme de pié.
Recorro un camino extraño, recto y sinuoso y lleno de espinas, bañado por el sol y apagado por sombras. He permanecido inmóvil en él, latente, inquieto, y los he visto llorar, gritar y reír. He corrido con todas mis fuerzas, me he cansado. He perdido el rumbo, y me he encontrado a mi mismo, viendo en mi interior, buscando las cosas que no he podido encontrar.

Me han atrapado mis miedos, y mis alegrías, flotando entre nubes y brisas de tierras lejanas. He pensado en ella, y he olvidado, y vuelto a empezar, la he conocido muchas veces, cientos, la he extrañado.
He respirado el aire suave y agradable de octubre, mi octubre, he sentido caricias y golpes.
Me han dicho mil veces como vivir, y me han dicho que viva. Me han abrazado con tantas fuerzas, y me han sorprendido.
He roto el silencio una y mil y un millón de veces, y he callado. He sentido frío, miedo y paz. Una paz profunda e inmensa de quien sabe lo que quiere, y lucha por alcanzarlo. He llorado.

He visto tan poco de la vida, y aún así, no deja de asombrarme. Muero de asombro en sus ojos, que son como dos profundos océanos negros y apacibles.



Sch 80.