jueves, 3 de septiembre de 2009

A traves de sus ojos...


A través de sus ojos he aprendido a confiar, he aprendido paciencia, fortaleza, amor. A través de sus ojos he visto coraje y pasión, he aprendido lealtad, sentimientos, deseos de felicidad, y de entrega. He conocido temores, y como afrontarlos, me ha demostrado entereza y valor. Con su voz y su mirada limpia y firme; me ha devuelto al camino. A través de sus ojos negros y serenos; me descubrí a mi mismo nuevamente y aprendí sobre silencios que dicen más que mil palabras, sobre susurros que vuelan en el aire como mariposas al viento y sobre aromas a miel y café.

He descubierto un día, sin casi darme cuenta, sus huellas a un costado de mi propio camino, acompañándome. He sentido el roce de sus manos en las mías, y su sonrisa. He oído su voz, y sus carcajadas bajo la lluvia suave de mis pensamientos, y he entendido. He aprendido a hurgar en esa mirada firme, decidida, limpia, en esos ojos oscuros, sinceros, y me he sorprendido a mi mismo, en mis propios pensamientos, añorando.

A través de sus ojos descubrí mis propios sueños, mis propios temores, y mis debilidades. A su lado entendí de calmas y prisas, de esperas pacientes que no soportan más el pasar de cada segundo, y aún así, esperan. Aprendí de sinceridad verdadera, de amor sin límites. A su lado he vuelto a reír, a sentirme en casa, y a disfrutar de esa paz absoluta e inmensa, y ese calor que te quema por dentro, a sentir placer por cada minuto, cada siglo, cada instante vivido, por todos y cada uno de esos momentos en que uno se ve a si mismo y entiende que existe, que está vivo y que puede ser feliz.

He descubierto un día a mis propias pesadillas consumirse lentamente, he matado mis fantasmas a su lado y he perseguido mis miedos hasta alcanzarlos. He caído una y mi veces y he visto su mano muchas veces, tendida, firme, sonriente, justo en el instante en que creía que caía en el vacío sin límites, bajo mis pies, sobre mi cabeza, rodeándome, ahí estaba para detenerme.

A través de sus ojos he aprendido a ser feliz, a querer sin límites y sin temores, sin pausas, sin prisas, sin advertencias ni precauciones, sin reparos, sin avaricias. A través de sus ojos he saboreado sus alegrías, sus ilusiones y pensamientos, sus esperanzas, y cuando al fin me he visto reflejado en sus ojos, con una sonrisa, se ha vuelto una parte de mí.

Sch 80.

Feliz cumple...